Como es la vida y como cambian las cosas.
Hace todavía un año pensaba que festejar mi cumple, era algo... no sé cómo decir pero digamos no divertido, me gustan las felicitaciones, pero el festejo en si, no lo propicie nunca.
Pero la vida se va encargando de darte las lecciones que correspondan, uno sabe si las aprende o no, y a mi casi a mitad de siglo (casi), después de lo aprendido, puedo decirles que celebró todos los días, uno por uno, mi maravillosa vida.
Hay tanto que agradecer que tendría que concentrar todos mis escritos en uno solo, sería larguísimo, cuán largos como 49 años tiene mi vida.
Pero lo que más agradezco de este año recorrido, es la lección, la oportunidad de aprender de Dios, la dulzura con que me ha tratado para ser su discípula, le agradezco infinitamente haber tenido un año para ofrecerle y explico rápidamente.
Durante este año transcurrido mientras rezaba, todos los días le decía: mi querido padre te ofrezco todas las molestias que tenga en este proceso , zaz! Nunca tuve molestias, Dios mío te ofrezco todo el dolor que pudiera tener, zaz! Nunca tuve dolor, Dios mío te ofrezco el miedo que me da entrar sola, zaz! Nunca me sentí sola. Te ofrezco los vomitos, mareos y demás cosas que dicen voy a tener, ¡nunca tuve ni una molestia! Un día le dije a mi persona favorita: ¿que ofrezco si no me deja ganarle ni una? ¡Cuantas veces quiero darle algo a cambio de su amor, Él se me adelanta y me sorprende! el dijo: ofrezca quedarse en su casa, tranquila, descansando, quizá eso es lo que Él quiere que haga. Y créanlo o no, pero fue de las cosas que más trabajo me han costado.
Agradezco infinitamente esta experiencia, sentir su compañía para mí es algo indescriptible.
Bien dicen, pon tu vida en manos de Dios y su madre y nada será mejor.
Yo confío plena y totalmente en Dios y su madre, mi vida está absolutamente en sus manos.
Créanme, pensar en quejarse cuando estás enfermo es cosa fácil, agradecerlo a Dios es absolutamente enriquecedor.
¡Gracias por un año más de vida!
¡De aquí a los que queden por vivir, a vivirlos! ¡Que vale la celebración!
L.R.
Hace todavía un año pensaba que festejar mi cumple, era algo... no sé cómo decir pero digamos no divertido, me gustan las felicitaciones, pero el festejo en si, no lo propicie nunca.
Pero la vida se va encargando de darte las lecciones que correspondan, uno sabe si las aprende o no, y a mi casi a mitad de siglo (casi), después de lo aprendido, puedo decirles que celebró todos los días, uno por uno, mi maravillosa vida.
Hay tanto que agradecer que tendría que concentrar todos mis escritos en uno solo, sería larguísimo, cuán largos como 49 años tiene mi vida.
Pero lo que más agradezco de este año recorrido, es la lección, la oportunidad de aprender de Dios, la dulzura con que me ha tratado para ser su discípula, le agradezco infinitamente haber tenido un año para ofrecerle y explico rápidamente.
Durante este año transcurrido mientras rezaba, todos los días le decía: mi querido padre te ofrezco todas las molestias que tenga en este proceso , zaz! Nunca tuve molestias, Dios mío te ofrezco todo el dolor que pudiera tener, zaz! Nunca tuve dolor, Dios mío te ofrezco el miedo que me da entrar sola, zaz! Nunca me sentí sola. Te ofrezco los vomitos, mareos y demás cosas que dicen voy a tener, ¡nunca tuve ni una molestia! Un día le dije a mi persona favorita: ¿que ofrezco si no me deja ganarle ni una? ¡Cuantas veces quiero darle algo a cambio de su amor, Él se me adelanta y me sorprende! el dijo: ofrezca quedarse en su casa, tranquila, descansando, quizá eso es lo que Él quiere que haga. Y créanlo o no, pero fue de las cosas que más trabajo me han costado.
Agradezco infinitamente esta experiencia, sentir su compañía para mí es algo indescriptible.
Bien dicen, pon tu vida en manos de Dios y su madre y nada será mejor.
Yo confío plena y totalmente en Dios y su madre, mi vida está absolutamente en sus manos.
Créanme, pensar en quejarse cuando estás enfermo es cosa fácil, agradecerlo a Dios es absolutamente enriquecedor.
¡Gracias por un año más de vida!
¡De aquí a los que queden por vivir, a vivirlos! ¡Que vale la celebración!
L.R.
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