Me quedo con tu sonrisa, con tus ganas de luchar en la vida, con tus alegrías pero también con tus tristezas, me quedo con la forma impecable de conducirte, sin dañar, sin estropear, sin criticar, en paz contigo y con los demás.
Me quedo con tus consejos y con tu invaluable ayuda de siempre, me quedo con el ejemplo de una mama ejemplar, de una abuela incomparable y de una amiga inolvidable.
Me quedo con tus ojos llenos de amor y sabiduría, me quedo con tus manos cálidas y delicadas, me quedo con tu música en el piano y tus recetas de cocina, con tus cabellos rebeldes y tus poesías, con tus arreglos en casa, con tus relatos, con tus ánimos para seguir cada vez que tuve que comenzar de nuevo. Con mis cartas escritas por ti en mi adolescencia, por tu ayuda incondicional con mis hijos, ¿que hubiera sido de mi, sin ti, cuando nacieron?
Hay tantas cosas de ti en mi vida que no se que hacer con los recuerdos de tu presencia.
Gracias por tu vida en la mía, gracias por mi vida Mamá.
L.R.
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